La nube, pero no como la conocemos

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Colt y Celent se han asociado recientemente para estudiar cómo la adopción de la nube está cambiando los mercados financieros. Hemos elaborado un informe que arroja algunos resultados interesantes. Para los mercados financieros, la nube está empezando a ser la misma tecnología omnipresente de otros sectores y las firmas preguntan ahora cómo pasarse a la nube, y ya no si deben hacerlo.

Vemos la necesidad de acceder a la nube por parte de las organizaciones del mercado financiero como un factor importante para ofrecer un ancho de banda superior en nuestra red Colt IQ. Los usuarios también esperan que su red de conexión a la nube proporcione la misma inteligencia, flexibilidad y elasticidad experimentadas en la nube para asegurar una experiencia homogénea extremo a extremo; afortunadamente, esto es posible gracias a la tecnología SDN. Aunque se podría pensar que nos encaminamos hacia una situación en la que los mercados financieros y sus agentes son entidades basadas en nube, por el momento no es así. La realidad es que la demanda de puntos con ancho de banda bajo demanda hacia ciertas aplicaciones o servicios «de alta demanda» está migrando a la nube.
Este fenómeno se ha visto acelerado por las crecientes exigencias reguladoras —como las inminentes normativas MiFID II en Europa—, que aumentan enormemente las responsabilidades de información y transparencia de las empresas, así como los volúmenes de datos que gestionan cada día. Esto ha presentado una nueva serie de retos a las firmas de los mercados financieros, no en cuanto a factores de mercado sino a capacidades de procesamiento y almacenamiento. Ciertas funciones, como las notificaciones de operaciones, la supervisión de mercados y las pruebas, están listas para su traslado a la nube. Asimismo empezaremos a ver usos más colaborativos de la nube para funciones comunes a todos los participantes, pero que no constituyen una ventaja competitiva —como el cumplimiento de normativas—.

Mucha atención a lo que suceda.

Evidentemente, la nube resuelve muchos problemas experimentados en el mercado —escalabilidad, flexibilidad, menores gastos financieros, carencia de espacio para los equipos—, pero también presenta su propia serie de retos.

Dado que muchos proveedores en la nube operan data centres en países distintos de aquellos donde operan sus clientes, entran en juego las normativas sobre soberanía de datos. El almacenamiento de información sensible del cliente fuera del país de origen puede ser un asunto delicado. ¿Dónde está ubicado un data centre de la nube? ¿Qué significa eso para el acceso a los datos almacenados en sus servidores? Pasar a la nube ayuda a entender las actitudes de distintos gobiernos respecto a la privacidad de los datos. Esto puede ser más urgente si se trata de un banco global con presencia local. Los proveedores en la nube han tomado nota y están trabajando con los agentes del mercado para ofrecer capacidades de nube desde múltiples ubicaciones.

El control es otro punto importante. Poner todos los huevos en la misma cesta no es sensato, y por eso las empresas no utilizan un solo proveedor en la nube para todas sus necesidades, sino que utilizan varias nubes para así no terminar dependiendo de un solo proveedor y quedar atrapados. Los usuarios buscan estándares abiertos que permitan la conectividad y la portabilidad entre varios proveedores en la nube.

La seguridad de los datos en una implementación de nube es otra área de interés para las entidades financieras. Estas quieren cerciorarse de que sus datos están seguros en el tránsito hacia y desde la nube, así como cuando están almacenados en la nube. Una vez más, vemos a los proveedores de nube dedicando esfuerzos e inversión para responder a estas demandas de seguridad. Al mismo tiempo, existen numerosas opciones de conectividad a la nube, como los enlaces dedicados o las conexiones gestionadas extranet, que pueden ofrecer más seguridad frente a las conexiones de internet.

Pese a estos problemas, y algunas reticencias corporativas a superar, el paso a la nube parece inevitable dadas las circunstancias y las tasas de adopción crecientes. Posiblemente no veamos como las instituciones se pasan enteras en bloque a la nube, pero sí como las funciones secundarias lo hacen en primer lugar y posteriormente funciones más críticas. Los informes, pruebas y monitorizaciones son áreas en las que una infraestructura basada en nube tiene sentido. La capacidad flexible ofrecida por los servicios basados en nube los convierte en una propuesta comprensiblemente atractiva. Para garantizar el éxito de cualquier transición es esencial entender los obstáculos que se necesita superar en la adopción de la nube.

El paso al modelo de nube solo será completo —y logrará el impacto deseado— si la red utilizada para llegar hasta la nube puede reproducir la experiencia de nube en términos de inteligencia, flexibilidad y elasticidad. En todos los sectores se puede esperar un modelo bajo demanda: tanto en la nube como en la red.

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