HomeAprendiendo de intraemprendimiento e innovación en el primer #SmartCoffee de Colt

Aprendiendo de intraemprendimiento e innovación en el primer #SmartCoffee de Colt

El 5 de noviembre, celebramos en el Centro de Innovación del BBVA (CIBBVA) la primera edición de #SmartCoffee, un evento organizado por Colt para compartir conocimiento e ideas sobre todo lo que se construye y desarrolla sobre los datos, la información y la tecnología. Para esta primera edición, optamos por un tema vital para las organizaciones: la innovación a través del intraemprendimiento. Y contamos con tres ponentes extraordinarios que nos hicieron reflexionar, en sus presentaciones y en la mesa redonda final, sobre un elemento fundamental: el valor de las personas. Alessandro Vigilante, vicepresidente de Estrategia y Desarrollo de Negocio de Colt; Miguel Ángel Uriondo, editor de tecnología y comunicaciones de Actualidad Económica; y Juan Luis Rodríguez, subdirector de Proyectos de Innovación en Repsol, fueron los que nos ayudaron a entender mejor este concepto y sus retos.

El intraemprendimiento se refiere a las iniciativas de cambio lideradas por profesionales de la compañía para evolucionar o crear productos o servicios, o para mejorar procesos dentro de la organización. En los últimos años, en los que ha despuntado la figura del emprendedor como motor económico, se ha empezado a mirar dentro de las propias empresas para encontrar este tipo de perfiles e incentivar su creatividad, entusiasmo y empuje para ayudar a la evolución de las organizaciones. Sin embargo, ni es tarea fácil ni todas las compañías están preparadas para integrar en sus estructuras este tipo de mecanismos de cambio.

Nuestro compañero Alessandro Vigilante contribuyó al debate con una brillante intervención fruto de su experiencia en el prototipado de nuevas soluciones. Comenzó dando un toque de atención a las empresas que no evolucionan: o te reinventas, como supo hacer en su momento Nokia hasta la aparición del iPhone, o mueres. Para esos procesos de transformación son necesarios los equipos de innovación, cuya tarea consiste, como señaló, en “reducir el riesgo y la incertidumbre”.

El problema, sin embargo, está en la diferencia de modelos existente entre las startups y las grandes corporaciones. Las primeras definen primero cómo crecerán y luego tratan de establecer el modelo de rentabilidad, mientras que las organizaciones asentadas y tradicionales buscan justo lo contrario: saber primer cómo generar ingresos y luego poner interés en las ideas.

Alessandro plasmó en una matriz las cuatro formas en que las empresas innovan, dependiendo de si las ideas se generan y desarrollan dentro o fuera de su estructura. Google Campus sería un ejemplo de iniciativa en la que las ideas se generan fuera de Google para luego desarrollarlas dentro de la compañía, mientras que firmas como Cisco han destacado por ser muy hábiles en la identificación de startups a las que incorporar con éxito a la empresa. Sea como fuere, Alessandro advirtió: “se consciente de qué modelo escoges”, y recordó que sin alguien que patrocine o impulse desde dentro la innovación, es difícil que ésta salga adelante.

Miguel Ángel Uriondo recurrió a las metáforas con la literatura de ficción y el cine para hablar de innovación y enfoques diferentes de hacer las cosas. Tomando como base “El juego de Ender”, advirtió de que “hace falta un pensamiento disruptivo” y “cortar el nudo gordiano, pensar fuera de la caja”, para entender los retos a los que se enfrenta la compañía con una visión que le permita ocupar una posición de ventaja frente a la competencia. Es algo que, desde su experiencia, también ha sucedido en el periodismo. Mientras hace una década el valor del periodista residía en sus contactos y su capacidad para recordarlos, hoy tecnologías como LinkedIn o Gmail le permiten no sólo mejorar su conocimiento y manera de organizar sus fuentes, sino también innovar en la forma de encontrar información e incluso lograr exclusivas.

En el mundo corporativo, esa búsqueda del pensamiento lateral como forma de encontrar enfoques desconocidos que supongan un avance la ejemplificó en empresas como Pepehone, que cuando constituyó a su primer equipo buscó que ninguno de sus integrantes contara con experiencia previa en telefonía con el objetivo de hacer cosas diferentes.

Miguel Ángel también recordó el papel y el compromiso de las empresas en el éxito del intraemprendimiento. Por un lado, porque deben propiciar “la idea feliz”, un concepto del estadounidense Arthur Fisher que refleja ese “clic” que permite innovar, pero para el que hace falta un entorno propicio. “Las empresas tienen que tener un compromiso con sus empleados; si no confías en tu gente, contrata a otra”, concluyó.

Por último, Juan Luis Rodríguez trasladó a la audiencia la experiencia de Repsol desde su equipo de Innovación, incluyendo lo que ha funcionado y lo que no en los últimos años. Si bien la multinacional ha logrado llevar a buen puerto importantes proyectos de intraemprendimiento, reconoció que no es fácil porque por mucho que un grupo de gente intente involucrar al resto, “es la organización la que tiene que sentirse fascinada” por involucrarse.

Aunque coincidió en la importancia de “la idea feliz”, quiso ser realista y señaló que existen pocas, y que de ideas felices no vive una organización. De hecho, afirmó que “el 90% de las innovaciones no son disruptivas”. En este sentido, fue muy claro al diferenciar entre innovación, que es aquello que se desarrolla sobre lo que la empresa no conoce, y mejora continua, que es el trabajo que se lleva a cabo sobre lo ya conocido.

¿Dónde se estanca la innovación? Según Juan Luis, en el planteamiento de propuestas de negocio viables. Pese a ello, cada vez tienen más empleados que se implican en el reto de la innovación, aunque son importantes dos aspectos: incentivarlos mediante oportunidades de desarrollo personal y profesional, y contar con perfiles diversos, con diferentes experiencias, capacidades y puntos de vista.

Entre los aprendizajes que ha obtenido Repsol a través del intraemprendimiento destacan que es importante “enamorarse del problema y no de la solución”, así como medir el progreso “por el grado de aprendizaje conseguido”. De hecho, la compañía no solo premia las mejores ideas, sino también aquellas que, pese a haber fracasado, han dejado un poso de aprendizaje importante. En su opinión, la clave está en el equipo, pero de nada sirve si lo que el equipo piensa no se valida con el cliente.

Por último, el debate llevó a tratar de identificar aquellos perfiles intraemprendedores dentro de la empresa. ¿Quiénes son y qué los distingue? Alessandro Vigilante indicó que son “aquellos que no se preocupan por el próximo paso en su carrera, sino por la empresa”. Miguel Ángel Uriondo abundó en este enfoque señalando que son los que “se juegan su posición porque dedican tiempo a proyectos no respaldados por la Dirección”. Y Juan Luis acotó indicando que son ese “5% de early adopters “ que hay en todas las organizaciones.

El reto está en darles oportunidades para innovar, sin olvidar, como dijo Alessandro, que “si los KPIs de tu proyecto no se adaptan a los KPIs de negocio de la empresa, no triunfarás”.

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